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TARDES DE MANZANA CALIENTE




A veces, en las tardes lentas del centro, cuando el mundo parecía quedarse quieto tras las rejas del patio, bajábamos a la cocina buscando algo que no sabíamos nombrar. No era hambre exactamente. Era otra cosa. Algo que dolía por dentro y que pedía abrigo.


Josep, con su sonrisa ladeada y sus manos de aprendiz de mago, se metía en el pequeño cuartito donde guardaban las frutas y salía con manzanas algo arrugadas, como si las hubiese elegido a propósito por su tristeza.

—Están perfectas —decía—. Solo necesitan calor.


Entonces encendíamos el horno viejo, ese que olía a recuerdos tostados, y comenzaba el ritual. No había prisas. Solo murmullos, pasos suaves, y el sonido del cuchillo pelando.


Las manzanas se cocían despacio, envueltas en canela, azúcar y un poco de mantequilla robada con permiso.

El aire se llenaba de ese olor que te abriga por dentro.

Era nuestro hechizo secreto.

Nuestro modo de decirnos “estoy aquí”.


Y cuando por fin salían del horno, con la piel rota y el alma tierna, las servíamos sobre pan del día anterior.

Calientes.

Sinceras.

Como un abrazo que no supimos darnos, pero que se entendía igual.


Aquel día, mientras comíamos en silencio, pensé que tal vez la felicidad era eso.

Una cucharada de compota compartida entre amigos que no eliges, pero que se vuelven hogar.



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🍎 Receta: Compota de manzana caliente con canela


Ingredientes:


4 manzanas maduras (las que tengas, incluso feas)


1 cucharada de mantequilla


2 cucharadas de azúcar moreno


1 cucharadita de canela en polvo


Opcional: unas pasas, un chorrito de zumo de limón



Preparación:


1. Pela las manzanas y córtalas en trozos medianos.



2. En una sartén grande, derrite la mantequilla a fuego bajo.



3. Añade las manzanas, el azúcar, la canela (y el limón si usas).



4. Cocina todo a fuego lento, removiendo de vez en cuando, hasta que las manzanas estén tiernas y empiecen a deshacerse (15–20 minutos).



5. Sírvela caliente sobre pan tostado o sola, en un cuenco humilde.




Se come mejor si estás acompañado.

Y si no, piensa en alguien que te habría abrazado.

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