Hay días que empiezan con esa calma suave de octubre, como si el aire supiera a nostalgia. Hoy he puesto un viejo disco de Los Secretos, y entre acordes de “Déjame” y “Ojos de gata” me ha dado por pensar que algunas canciones no pasan de moda porque hablan de lo mismo que los libros verdaderos: el tiempo, la pérdida y ese modo dulce de recordar.
El otoño siempre ha tenido algo de refugio, de volver a los sitios donde uno fue feliz. Y ahí, justo ahí, es donde vuelve El Niño Canela, con su forma de mirar el mundo, de oler la vida a fuego lento, de entender que las cicatrices también tienen su sabor.
Quizá por eso este blog no es solo un rincón para contar historias, sino para dejarlas reposar, como quien deja una olla sobre la lumbre mientras suena una guitarra al fondo.
Si tienes un rato tranquilo esta tarde, abre una página de El niño que huele a canela o de El sabor de las cicatrices. No hace falta más —solo dejar que la música y las palabras hagan su trabajo.
Porque, al fin y al cabo, como cantaban Los Secretos, “aunque tú no lo sepas, me he inventado tu nombre”… y en cada historia, en cada libro, hay un poco de eso: de amor inventado, pero sentido de verdad.
(Los libros del Universo Canela están disponibles en nuestra tienda oficial Mundo Canela – Sumup y en Amazon. Gracias por seguir siendo parte de esta historia.)

"Descubrí este blog hace poco y cada publicación es un pequeño tesoro. Se nota la pasión y el cariño detrás de cada entrada: historias que emocionan, consejos útiles, recetas deliciosas y reflexiones que invitan a pensar. Leerlo es como sentarse a charlar con un amigo que siempre tiene algo interesante que compartir. Sin duda, un espacio que recomiendo a cualquiera que busque inspiración, buena lectura y momentos de alegría en el día a día."
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