Hay días en que la vida suena como una vieja canción de Los Secretos.
Suena a esos acordes que acompañaron noches largas, promesas rotas y abrazos que todavía duelen un poco.
Octubre tiene ese tono: melancólico, pero dulce… como la canela en un vaso de leche caliente.
El Niño Canela también vive ahí, entre guitarras y memorias.
En cada página de nuestros libros hay un eco de esas letras que decían tanto sin gritar:
“Déjame, no juegues más conmigo…”
Esa frase, más que un lamento, es un espejo donde muchos vimos pasar el tiempo y aprendimos a querer con cicatrices.
Hoy escribimos despacio, con fondo de vinilo y olor a madera.
Porque algunas historias, igual que las canciones, solo se entienden cuando se escuchan con el corazón en silencio.
📖 Nuestros libros siguen esperándote en Amazon:
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El niño que huele a canela – A fuego lento
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El sabor de las cicatrices
Léelos con una canción de Los Secretos de fondo, y deja que el pasado te roce sin herirte.
Quizás descubras que, al final, también tú hueles un poco a canela.

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