Cada amanecer me recuerda que falta muy poco para la presentación de El niño que huele a canela. Será en el Centre d’Amics de Reus, un lugar que siento ya como una casa compartida, porque allà quiero abrir mi libro y mi corazón.
Este proyecto nació de recuerdos, heridas y aromas que aún me acompañan. No es solo una historia inventada, es también un espejo de mi vida y de tantas vidas que se reconocen en lo sencillo: una canción, un olor de infancia, una caricia que quedó grabada.
Lo que más me emociona es saber que pronto podremos mirarnos a los ojos y compartir todo esto. No espero una presentación formal; deseo un encuentro cercano, lleno de complicidad, donde las palabras nos unan como amigos.
Para mÃ, el Niño Canela no es un personaje más: es parte de mÃ.
Y hoy, al escribir estas lÃneas, siento que también empieza a ser parte de ti.
La cuenta atrás sigue, y cada dÃa lo vivo con más ilusión.

Mucha suerte seguro que irá bien
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