Bajo el sol de agosto ☀️
Hoy, el calor se mete hasta en los rincones más frescos de la casa. Las persianas bajadas dejan pasar hilos finos de luz que dibujan rayas doradas en el suelo, como si fueran caminos secretos hacia el verano. Afuera, la calle respira lentamente; no hay prisa, no hay ruido, solo un silencio tibio que huele a siesta y a limonada.
El Niño Canela se sienta junto a la ventana con un vaso frío en la mano. Dentro flota una rodaja de limón que gira despacio, como si también ella quisiera descansar. No hay planes grandes para hoy, solo dejar que el tiempo se estire, que el aire se llene de recuerdos, y que la piel sienta ese abrazo caliente del sol.
Piensa en los veranos de antes: en el helado que siempre se derretía demasiado rápido, en las bicicletas que crujían bajo el peso de la risa, y en las canciones que salían de la radio y parecían hechas a medida para ese instante. Hoy, como entonces, la vida es simple y dulce, como un sorbo largo de algo fresco.
Quizá esta noche, cuando el sol se esconda y el calor afloje, saldrá a la calle con una camiseta ligera y se perderá entre las terrazas llenas de voces, buscando ese olor a pan tostado y a promesa que siempre trae agosto.
Porque al final, el verano no es un mes: es un lugar donde se guarda lo que más nos gusta recordar.
Firmado: DMA
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Que decir del niño que huele a canela, un recorrido por una vida de superación, de una persona que siempre mira hacia delante, y que nunca deja de soñar, mucho más que un libro, una lección de vida. Sigue asi David no solo ese niño esta orgulloso de ti. Los que hemos tenido la gran suerte de conocerte también lo estamos
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