Aquel otoño, el Niño Canela descubrió que el silencio también alimenta.
La cocina olía a madera húmeda, y Susi removía la olla sin prisa, mientras la lluvia golpeaba los cristales como quien llama a la puerta del alma.
—Las sopas —decía ella— curan lo que el ruido enferma.
El Niño Canela la miraba fascinado. En cada vuelta del cucharón parecía mezclarse un trozo de cielo con otro de tierra.
Cuando por fin sirvieron el plato, el vapor dibujó un corazón en el aire.
Y el niño comprendió que el amor no hace ruido… pero calienta igual que el fuego.
🍁 Receta tradicional de la sopa del silencio
Ingredientes (para 4 almas tranquilas):
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1 puerro grande
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2 zanahorias
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1 patata mediana
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1 rama de apio
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1 diente de ajo
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Un chorrito de aceite de oliva virgen extra
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Sal, laurel y un poco de tomillo
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Pan del día anterior (para servir)
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Una pizca de canela al final (sí, un toque del alma del Niño Canela)
Preparación paso a paso:
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Lava y corta todas las verduras en trozos pequeños.
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En una olla grande, calienta un hilo de aceite y sofríe el ajo y el puerro hasta que doren ligeramente.
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Añade el resto de las verduras, la hoja de laurel y el tomillo. Remueve con cariño.
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Cubre con agua caliente (unos 2 litros) y deja cocer a fuego lento durante 40 minutos.
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Retira el laurel, ajusta de sal y, si lo deseas, tritura parte de las verduras para espesar la sopa.
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Sirve con pan tostado, un hilo de aceite… y una pizca de canela, esa que guarda los recuerdos.

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