"Volver a ser el que fui cuando nadie miraba"
Había una canción que me dolía.
Pero la escuchaba igual.
La ponía bajito, en una radio que apenas funcionaba, justo antes de dormir.
No por masoquismo.
Por fidelidad.
Era de Los Secretos.
No recuerdo si era "Ojos de Gata" o "Pero a tu lado", porque todas me dolían igual.
O mejor dicho: me dolían bien.
Me acompañaban.
A veces, mientras fregaba platos en la cocina del centro, me imaginaba que alguien llegaría a buscarme.
Que al abrir la puerta sonaría esa canción como en las películas.
Y que yo, por fin, podría abrazar sin miedo.
Pero no venía nadie.
Venía la espuma, la grasa, el frío.
Y la canción.
"Y ahora que no hay nada que perder… me dices que me vas a enloquecer..."
En El Niño Canela I, conté muchas cosas.
Otras, me las guardé.
Por pudor, por protección.
Pero hoy las saco aquí, en esta caja de memoria, como quien abre un cajón con miedo pero sin rabia.
Había una manta gris.
Había un cuaderno sin tapas.
Había una cinta con canciones grabadas desde la radio, con interferencias y todo.
Yo escribía los títulos de las canciones como si fueran claves para sobrevivir.
“Déjame” fue mi himno cuando no sabía decir que me dolía.
“Cambio de planes” fue mi forma de aceptar que el futuro no iba a ser como lo contaban en los cuentos.
Y “Por el boulevard de los sueños rotos”, aunque no era de ellos, la cantaba como si me la hubieran escrito en la frente.
Cuando publiqué el primer volumen, muchos lectores me dijeron que les olía a canela, a pan tostado, a casa.
Pero lo que no sabían es que cada capítulo tenía un acorde de fondo.
Una estrofa escondida.
Una guitarra tímida que aún hoy me tiembla por dentro.
El Niño Canela no sería el mismo sin esas canciones.
Sin esa radio oxidada.
Sin ese adolescente que se cantaba bajito para no desaparecer.
Y por eso, hoy, si me preguntan por mis influencias, no digo autores.
Digo:
"una cocina, una manta, y Los Secretos sonando en la noche".
Ahí aprendí a escribir.
A resistir.
A llorar sin hacer ruido.
Y a amar sin garantías.

No hay comentarios:
Publicar un comentario